"Darío Gómez, el Rey del Despecho, será eterno desde su trono. En Una Cruz, Tierra y Olvido cantó: “ojalá que cuando muera\ me despidan yo quisiera\ sin lágrimas ni dolor”, y sus fanáticos le han cumplido porque su tumba en Campos de Paz se volvió sitio de romería y peregrinaje al que llegan a diario cientos de seguidores a rendirle tributo y a tomarse fotos.
Desde que el artista fue sepultado en el cementerio, este ha vivido lo que hace muchos años no se experimentaba: de seis a seis, las doce horas del día, cientos de personas de la ciudad y muchos foráneos de todas las edades se acercan en taxis, carros, motos y a pie con la intención de encontrarse con el ídolo que les dejó de herencia temas inmortales como Daniela, Sobreviviré o Nadie es eterno en el mundo. Ante su tumba se comportan como si él aún estuviera caminando entre ellos.
La fosa, marcada con el 01-011-01 y en la que solo está la fecha de deceso del hoy por hoy más famoso ‘huésped’ del cementerio, se asemeja más a un jardín gracias a las ofrendas florales de los visitantes".
Los invitamos a continuar disfrutando de esta crónica publicada en el diario El Colombiano por Cristian Álvarez Balbín, a través del siguiente link:
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