"Se despidieron hace casi tres semanas. El pasado 10 de abril, los familiares de Alfredo Meneses recibieron la llamada que habían esperado durante días. Viajaron al North Shore University Hospital a las afueras de Manhattan con la esperanza de recibir buenas noticias. “Ay flaca, estuve en el sol todo el día y después me agarró la lluvia, se me hace que me va a dar gripa”, se lamentó a mediados de marzo cuando iba a llegar a su casa en Queens. “Ve al doctor, Alfredo”, le pidió su hermana, María del Carmen Meneses. Después vino la prueba por coronavirus. El diagnóstico positivo. El aislamiento en el hospital. Una lenta mejoría. Su traslado a un segundo hospital. La desesperación por salir del hospital. La impaciencia por no poder ir a visitarlo, verlo. Aquel viernes, María del Carmen y su cuñada por fin recibieron el permiso y viajaron una hora hasta llegar al sanatorio. “Cuando llegamos, tenía una media hora de haber fallecido”, cuenta María del Carmen, con la voz entrecortada del otro lado del teléfono".
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