"Hugo Hernán Montoya se puso la capa negra que lo cubría de la cabeza a los pies. Tomó la camándula en una mano y la campana en la otra. Recorrió el cementerio La Dolorosa de Puerto Berrío mientras recitaba oraciones con las que asegura que invita a las almas de los difuntos a caminar por las calles del pueblo, un regalo que les da todos los noviembres, llegada la medianoche, desde hace 22 años cuando decidió ser animero.
Pero el pasado miércoles 15 de septiembre no fue una fecha común para cumplir esa labor. Estaba de día y detrás de él no solo marchó la multitud invisible de almas, sino también una tangible con obispo y sacerdotes, antropólogos, forenses, cámaras y pobladores".
Tenemos el gusto de invitarlos a continuar leyendo esta importante noticia publicada por el diario El Colombiano de Medellín, a través del siguiente link:
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