"La fiesta pagana (y algo protestante) de Halloween dejó paso a la festividad católica del Día del Todos los Santos. A las 8.45 de la mañana se abría el viejo Cementerio de San Juan, en El Palo, un camposanto encalado con el aire de pueblo independiente que siempre ha tenido este barrio de Málaga.
Se jubiló Loli García, la florista del cementerio, tras más de tres décadas y una vecina ha tomado el relevo con los precios que marca el mercado: la docena de crisantemos y de claveles, a diez euros y las rosas, a dos euros cada una.
Los cementerios son lecciones de vida en mármol. Es el caso de la lápida de María, en la que aparece en una foto con sus hijos en la playa y este epitafio agradecido y musical: «Gracias a la vida que me ha dado tanto»".
Los invitamos a que continúen disfrutando de este bello artículo publicado en el diario La Opinión de Málaga a través del siguiente link:
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