domingo, 1 de julio de 2018

Visita al Cementerio Viejo de Seboruco, “Cementerio de Torcoroma”, en el Estado Táchira, Venezuela

Buenas tardes estimados amigos y colegas de la Red,

Seguimos recorriendo camino, los caminos del Estado Táchira. Se trata de 29 Municipios llenos de pueblos, de historias, la herencia de las comunidades indígenas y las nuevas poblaciones a la llegada de los españoles. Táchira, región andina venezolana, forjada en el trabajo, los sueños y las esperanzas, escondida entre montañas nos regala sus tesoros, llenos de verdor, del agua y del sol, cosechas  en abundancia, en culturas de origen milenario, así es Seboruco una verdadera tierra de gracia.

Al recorrer las calles de Seboruco advertimos historia, tradición, cultura, identidad, posee un valioso patrimonio cultural, sus casas de tapia, de adobe, de bahareque, sus plazas, sus capillas, su iglesia, pero la más importante su gente humilde y trabajadora, sus agricultores, sus cultores y cultoras, entre las que resalta los recuerdos de una mujer ejemplo de valentía y verdadero sentimiento humano de solidaridad con el desprotegido, Medardita Piñero, llamada así de cariño por sus vecinos.

Las cualidades excepcionales de la herencia patrimonial de Seboruco, pareciera ser labrada desde la tierra, su paisaje sublime, sus altas montañas, recinto de lo sagrado, vinculado al saber de los pueblos indígenas quienes dejaron su conocimiento en vasijas de barro, cuentas y testimonios de la cosmovisión ancestral. Del Cementerio indígena en la Aldea de Santa Filomena al Cementerio de Torcoroma, unidos por la tierra, por lo sagrado, por la esperanza, por las creencias, la paz perpetua, la calma, lo espiritual.

Sin duda es así, la sublime espiritualidad en la región aún se percibe, el llamado que recibió Medarda Piñero: “La vida del matrimonio transcurre con sencillez y pobreza, laborando ella en el hogar mientras que él se dedicaba a soldar ollas. A comienzos de los años 30, Medarda queda inválida, debiendo arrastrarse por las calles de Seboruco, ayudada por un cuero de res mientras desyerbaba las calles. Promete al Señor dedicarse al cuidado de los enfermos, abandonados y menesterosos que deambulan por sus calles. Al obrarse el milagro, se pone de pie y empieza su tarea en su pequeña vivienda convertida en refugio del desasistido. Recibe enfermos, heridos, llagosos. Aplica distintas técnicas curativas que aprende, entre otras, la ventosa, y a quienes fallecen los sepulta con dignidad, haciendo José Piñero el ataúd de madera”.

Texto tomado del portal web:

El Cementerio Viejo de Seboruco, “Cementerio de Torcoroma”, posee los elementos propios de su historia, aquellos relacionados con la forma de construir de los pobladores, quedan las construcciones, los vestigios de un pasado, un gran trabajo artesanal y constructivo. Un orgullo museístico patrimonial, se ha convertido en un espacio que denota identidad, hoy las familias con propiedades en este sitio han mantenido el trabajo de los alarifes, de los escultores, de los cultores, se trasmite el sentimiento, los elemento intangibles hablándonos de las características propias del lugar, de este pueblo lleno de trabajo, voluntad, constancia, solidaridad, creencias, fe y esperanzas.

Gracias “Seburiquito lindo y querido” por proteger tan maravilloso legado, patrimonio de todos y todas.

Jonny Rojas
Pensamiento, Patrimonio y Memoria
Gabinete de Cultura Táchira
Ministerio del Poder Popular para la Cultura

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