"«Llegó mucha gente, principalmente artistas, entre los que reconocí a Lucien Pissarro y Lauzet. A otros no les conocía, también había gente de la localidad (...). Alcanzamos el cementerio, un cementerio nuevo pequeño con lápidas sepulcrales recientes. Está en la pequeña colina sobre los campos de trigo preparados para la cosecha bajo el ancho cielo azul que podría haberle encantado todavía... quizás. Entonces lo bajaron a la sepultura. Algunas personas comenzaron a llorar en ese momento (...) El Dr. Gachet quiso decir algunas palabras de homenaje sobre Vincent y su vida, pero también lloraba tanto que sólo pudo balbucear un adiós muy confuso (...). Théodore van Gogh estaba hundido por la pena; algunos de los asistentes, muy emocionados (...) Puede imaginarse cuánto lloré». Así relató el pintor Emile Bernard por carta al crítico de arte Gustave-Albert Aurier cómo fue el entierro de Vincent Van Gogh en Auvers-sur-Oise el 30 de julio de 1890.
(...) El Ayuntamiento de esta pequeña localidad francesa, situada a 30 kilómetros al norte de París, y el Instituto Van Gogh han lanzado una campaña para «salvaguardar las tumbas de los hermanos Van Gogh» y reformar el cementerio que recibe cada año más de 200.000 visitantes. Auvers-sur-Oise estima un coste de 600.000 euros para proteger las lápidas de los hermanos Van Gogh, dañadas por el agua tras las fuertes lluvias de la pasada primavera, y la instalación de sistemas de drenaje, iluminación y seguridad adecuadas, según destaca el presidente del Instituto Van Gogh".
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