"Noviembre fue la pesadilla de infancia para muchos de mis amigos, sobre todo para mí. Cuando nos sorprendía la media noche saltando lazo o jugando a las escondidas en nuestro barrio de Copacabana, un pueblo de fritanga, montañas y misticismo a media hora de Medellín, sabíamos que había que apresurar la entrada a las casas y forzar un sueño profundo que nada turbara.
Si nos pescaba el insomnio entre las 12 y las dos de la madrugada, difícilmente podríamos conciliar el descanso. En ese lapso cruzaban por nuestra calle y por las de otros 16 barrios ‘Chuchohuevo’ y un séquito de fieles católicos que al unísono repetían con voz tétrica: “Un Padre Nuestro por las ánimas del Purgatorio, por amor a Dios”, mientras el guía del grupo hacía sonar dos campanazos estremecedores.
Mucho se decía de Jesús Torres, conocido como ‘Chuchohuevo’ porque a los nueve años perdió el pelo de la cabeza. Comentaban que si miraba hacia atrás durante su ritual de madrugada vería a las ánimas del purgatorio y el sobresalto lo mataría; que quien le hiciera daño tendría que vérselas con los del más allá, y que quien tocara su vestimenta se aseguraba por lo menos un favor divino".
Los invitamos a conocer esta historia completa a través del portal del diario colombiano El Tiempo:
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