domingo, 18 de junio de 2017

Los niños protagonistas en la protección del Cementerio Tomás Acea de Cienfuegos, Cuba

La infancia es un gran lago donde hay niños, de todos tamaños, pesos y colores, encima de sus cunas agitando las aguas, tragándose las olas, una por una, y luego las devuelven para que llueva sobre las ciudades. Y llueve con sabor a niños y a biberones y a pañales.

Vienen los ciclones si ellos están enfadados, y hay sequías prolongadas cuando se les antoja dormir en demasía. El mundo entero funciona a su antojo: los pájaros vuelan porque ellos soplan, la luna y el sol aparecen en el cielo porque los usan como papalotes y las sonrisas llegan a las casas cuando pactan con las cigüeñas para que los cuelen por las ventanas o los inserten en los vientres de mamá.

Después de eso, nada vuelve a ser normal. Los espacios, todos, comienzan a ensuciarse con una frecuencia increíble, y en los rincones de las paredes aparecen pintados avioncitos de muchos colores o flores o barcos y sirenas preciosas que hasta uno las oye cantar; y después nadie sabe quién ha dibujado, el niño dice que no fue él, sino un duende travieso que le robó los plumones mientras él dormía.

Y con esa misma imaginación son capaces de crear mundos en un papel. No importa si los rasgos no están perfectamente logrados o si el tono no es el preciso; lo trascendental es que logran inventar universos de fantasía con tan solo apretar un crayón encima de una hoja. Y luego está esa perfecta imbricación entre lo que uno les enseña y lo que ellos superan de esa aprehensión.

El trabajo unido entre estos niños y el grupo Cementerio de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos ha dado resultados sorprendentes. La educación en los valores patrimoniales de los campos santos y a la vez, sobre todo elemento decorativo e histórico que se puede encontrar allí, ha permitido el acercamiento curioso de estos niños; acercamiento que ha derivado en una sui géneris colección de dibujos que como homenaje al día de la infancia se presenta aquí.

No hay sueño que no salga de la imaginación de un niño. No hay fantasía mayor que la producida por sus intranquilas cabecitas. No hay dibujos mejores que estos que se pintan con el alma.

Cordialmente,

Hilda María Mola Trujillo
Jefa del grupo Cementerio
Oficina del Conservador
Ciudad de Cienfuegos


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