Durante todo el mes de julio de 2012, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia ha venido adelantando la segunda temporada de excavaciones arqueológicas en el cementerio colonial de la hacienda Cañasgordas (Cali-Colombia). Como una labor complementaria a los hallazgos reportados durante las excavaciones pasadas, cuando se pudo verificar el uso de este sitio como lugar de sepultura para los miembros de la antigua Viceparroquia de Cañasgordas (finales del siglo XVIII-inicios del siglo XIX), el nuevo equipo de trabajo que lidera el antropólogo del ICANH Luis Francisco López, ha podido reconocer el año 1862 como fecha límite para el uso de este cementerio que tiempo después (1894) fue objeto de destrucción y abandono. Entre los nuevos avances también se cuenta el descubrimiento de las cimentaciones del muro que rodeó el sitio de inhumación, el área de sepultura para los niños, la calzada norte que bordeaba la capilla aledaña y un interesante contexto delimitado por cuatro tumbas de apariencia rectangular donde se inhumó a individuos adultos con las extremidades superiores dobladas sobre el pecho, acorde a los rituales católicos.
El enfoque interdisciplinar que López denomina “Arqueología del Relato”, y que ofrece una valoración histórica del folklore y particularmente de la novela El Alférez Real de Eustaquio Palacios (1830-1898), ha permitido entender mucho sobre la relación entre los contextos arqueológicos y los discursos populares: “(…) los negros colocaron el cadáver en las parihuelas (guando) y regresaron a la casa. El muerto fue sepultado en el cementerio de la hacienda” (Palacios, 1886).
El enfoque interdisciplinar que López denomina “Arqueología del Relato”, y que ofrece una valoración histórica del folklore y particularmente de la novela El Alférez Real de Eustaquio Palacios (1830-1898), ha permitido entender mucho sobre la relación entre los contextos arqueológicos y los discursos populares: “(…) los negros colocaron el cadáver en las parihuelas (guando) y regresaron a la casa. El muerto fue sepultado en el cementerio de la hacienda” (Palacios, 1886).
No hay comentarios:
Publicar un comentario