"Se podría, a partir de este lugar en el que el silencio es profundo y la pulcritud también, contar algunas historias. Se podría hablar, por ejemplo, sobre música, o sobre pintura, o sobre guerras, o sobre fútbol. Es que el Cementerio Británico de Montevideo , ubicado justo al lado del Cementerio del Buceo, tiene tantas lápidas como historias. Incluso, tiene una historia propia.
Todo empezó en 1828 cuando la comunidad de ingleses que vivían en la Banda Oriental impulsaron la creación de un cementerio propio. Lo ubicaron en el terreno en el que hoy funciona la Intendencia de Montevideo. Poco tiempo después de su creación, le solicitan al entonces presidente, Manuel Oribe, para construir una capilla como parte del cementerio. Oribe les dice que sí pero les pone una condición: que allí pudieran enterrarse todas las personas que no pertenecían a la fe católica o que, al morir, no se sabía qué religión profesaban. Así, consiguieron un terreno al lado del Cementerio del Buceo en el que apenas había unos arenales, y empezaron a enterrar allí a las personas que no eran católicas ni británicas".
Los invitamos a continuar disfrutando de esta bella crónica publicada por Soledad Gago en el la versión on line de El País de Uruguay, a través del siguiente link:
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