"La fogata ardía sobre un gran caldero en el centro del camposanto ante la mirada inmóvil de seres de piedra que custodian a los muertos. La llama crecía con frases de remembranza. Se alimentaba de pequeños papelitos con mensajes que lanzaban quienes recuerdan a sus seres queridos cada día, pero con mayor nostalgia en diciembre. Las palabras, entregadas entre lágrimas, silencios prolongados o risas nerviosas, eran, en cierto modo, la forma de esas personas de “celebrar” la Navidad con familiares y amigos que ahora reposan en las bóvedas del Cementerio Museo San Pedro.
Fue el pasado miércoles. Eran las 7:00 de la noche cuando el fuego empezó a hacerse más fuerte tragando papelitos y disipaba un poco la oscuridad. Alrededor, separados por cuerdas de seguridad, unas 500 personas, niños, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, niñas se abrazaban desconsolados, recordaban en voz baja a su ser querido o simplemente callaban. Hubo algunas risas y quienes bromearon con que en esa llama tan fuerte se podía poner la olla pal sancocho. Cada quien carga el dolor de la muerte a su modo".
Los invitamos a continuar disfrutando de esta bella nota publicada por la periodista Heidi Tamayo Ortiz en el diario El Colombiano, a través del siguiente link:
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