domingo, 26 de julio de 2015

Panteón de los próceres en Lima: un homenaje al Perú en la conmemoración de sus fiestas patrias

Coincidente con las celebraciones del primer centenario de la Independencia Nacional en 1921, el Estado Peruano creyó necesario erigir un mausoleo memoria para alojar los restos mortales de los precursores, próceres y pro-hombres de la Patria. Restos que estaban dispersos por diferentes cementerios a lo largo del Perú. El gobierno del presidente Augusto Bernardino Leguía, consideró que el lugar idóneo para este fin era el antiguo templo del ex–seminario jesuítico de San Antonio Abad, denominado desde la expulsión de los jesuitas en 1767, Real Convictorio e iglesia de San Carlos, ubicado en Lima, antigua capital del Virreinato del Perú, y capital de la nueva República Peruana.
 
El templo fue irradiado del culto y sometido a una adaptación interior para cumplir su nueva función. Obras encomendadas al arquitecto francés Claudio Sahut, quien renovó el interior en estilo neocolonial, propio de la época, conservando sin embargo el soberbio retablo del altar mayor, tribunas y púlpito de estilo rococó, restos del mobiliario litúrgico del siglo XVIII.
 
La modificación más importante fue sin duda, la nueva cripta circular abierta bajo el crucero, cuya bóveda está decorada con mosaicos y de la que parten los pasillos subterráneos, muy posiblemente readaptaciones de las antiguas criptas sepulcrales del templo jesuítico, donde están los restos de los hombres y mujeres que entregaron sus vidas y sus haciendas para lograr el ideal de un Perú libre de cualquier dominio extranjero. Este altar de la Patria, lugar del descanso de héroes nacionales, fue inaugurado en 1924, centenario de la Batalla de Ayacucho, acto bélico que selló la independencia del Perú y de toda la América del sur.
 
Eduardo Vásquez Relyz
Red Peruana de Valoración y
Gestión de Cementerios Patrimoniales
 

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