"Gustavo Morales (40 años), operario desde hace cuatro años de los hornos de cremación del Cementerio del Norte (también conocido como Chapinero), aclara antes de contar de qué se trata su trabajo que jamás se ha enfermado ni por los gases, ni por los olores, ni por el calor con el que se enfrenta todos los días en el espacio de seis por cinco metros en el que desempeña su labor. Lo dice, tal vez, porque sabe que será una pregunta que saldrá en el recorrido junto a él por su lugar de trabajo, luego de que la Procuraduría lanzó una alerta que puso contra las cuerdas a seis cementerios, privados y distritales, de Bogotá. La razón: ninguno tenía permiso para las emisiones atmosféricas (conjunto de sustancias que se vierten en la atmósfera) que producen. Los vecinos se quejaron, el procurador delegado para el medio ambiente, Óscar Amaya, mandó a un equipo de expertos a hacer un recorrido, se concluyó que no tenían los papeles en regla, se les empezó un proceso sancionatorio. Después de eso, cuenta Amaya, los distritales “se pusieron las pilas. Se logró que los públicos legalizaran el permiso correspondiente.” Sin embargo, privados y distritales, siguen con los procesos desde la Procuraduría y con la advertencia de que los ojos están puestos sobre ellos y su buen funcionamiento".
Los invitamos a conocer esta interesante nota, publicada por la periodista Sally Palomino en el diario El Tiempo, a través del link:
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