"A sus 17 años, Yílmar González Landázury, apenas un muchacho de cuerpo menudo, demostró lo que podía hacer con sus puños. De un zurdazo derribó a su contrincante, el nariñense Jhon Castillo.
Fue en el 2010, pero esa gesta la ha repetido en otras cuatro oportunidades con su golpe fulminante de izquierda.
(...) Yílmar, nacido en Puerto Tejada, norte del Cauca, reside desde los 3 años en Cali. Allí vive otra pelea, diaria, contra el hambre que le ha golpeado con más contundencia que muchos rivales. Pero él le hace quiebres y fintas arreglando tumbas en el cementerio Jardines de la Aurora, junto a la Escuela de Carabineros, en el suroccidente de la capital vallecaucana.
Su jornada arranca poco después de las 8 de la mañana, cuando sale de su casa cargando unas enormes tijeras, un balde y una pequeña escoba hecha de ramas secas.
(...) El cementerio abre a las 9 de la mañana. A esa hora deja su 'bici' a un lado y se pone su overol azul, que le costó 50.000 pesos. De cabello cortado, casi al rape, sus largos brazos y cuerpo menudo quedan forrados en el enterizo traje. Con sus manos firmes y dedos grandes agarra sus tijeras de cortar prado y aguarda por quienes requieran de sus servicios.
"Aquí se trabaja independiente. Las personas cuando vienen al cementerio para recordar a sus parientes fallecidos piden que les arregle la tumba. Uno se esmera en podar el prado, en regar las flores, en limpiar la lápida. Son 2.000, 3.000 o 5.000 pesitos", dice.
"Hace más de dos años conozco a Yílmar. Es una persona muy trabajadora, honorable, viene aquí a rebuscarse la platica para el sustento, para llevarla a su mamá y ahora, gracias a Dios, en el boxeo le están saliendo las cosas. Con todos es muy respetuoso, le deseamos mucha suerte para que salga adelante", dice Albeiro de Jesús Soto Arroyave, uno de los 50 compañeros de trabajo en el cementerio".
Los invitamos a disfrutar de este interesante artículo publicado por el diario El Tiempo, a través del link:
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