"A principios de la década de 1960, los arqueólogos del Museo Nacional de Arqueología de Lisboa hallaron restos humanos de 8.000 años de antigüedad en varios depósitos de conchas del valle de Sado, en el suroeste de Portugal. Durante décadas se ha subestimado la importancia de estos hallazgos, hasta que recientemente se han descubierto varios rollos de negativos olvidados de esa excavación. Tras revelar esos negativos y analizar las fotografías resultantes a través de una metodología multidisciplinar, un grupo de investigadores coordinado por Rita Peyroteo-Stjerna, bioarqueóloga de la Universidad de Uppsala, ha llegado a la conclusión de que los restos son en realidad la evidencia de momificación más antigua en Europa y quizás en el mundo, anteriores a las momias de Atacama, en Chile, o a las de Egipto. Esta evidencia confirmaría lo que los arqueólogos y antropólogos han creído durante mucho tiempo, que la momificación era una práctica bastante común en tiempos prehistóricos".
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