"Es difícil pasar por la calle del Comandante Fontanes, en Carabanchel, muy cerca de General Ricardos, y no advertir su presencia. Un muro de ladrillo exhibe un cuerpo central pintado de color rojo con una gran puerta con un arco ojival. A ambos lados, dos ventanas, una de ellas cegada, también rematadas en arco de ojiva. En lo alto, este cuerpo central está coronado por almenas que dotan al conjunto de un singular aspecto neogótico inglés que choca con los edificios de vivienda colindantes. En realidad, en cualquier otro lugar de Madrid chocaría igualmente.
En la fachada se ve un escudo del Imperio Británico, obra del escultor Pedro Nicoli, en 1856. Por debajo, una inscripción permite leer negro sobre blanco "British Cemetery". Porque lo que se extiende al otro lado de ese muro, ocupando gran parte de la manzana que trazan la propia calle del Comandante Fontanes, la calle de Perico el Gordo, y las de muy apropiado nombre de Irlanda y de Inglaterra, es el Cementerio Británico de Madrid, un espacio con una historia tan peculiar como su arquitectura".
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