"El cuerpo de Antonio Andión es uno de los miles que alberga el cementerio de la Sacramental de San Justo, en Madrid. Su epitafio recoge que había conseguido una plaza en Correos y que había sido poeta durante el siglo XX. Entre los numerosos nichos, aquel fue el que captó la atención de Ainara Ariztoy, que comenzó a indagar en la historia del poeta.
Antonio Andión (1883-1923) había sido la eterna promesa poética del siglo XX. Publicó varios textos, aunque ahora resulta una yincana encontrarlos en cualquier librería. Nieve, sol y tomillo es uno de ellos, y su prólogo está escrito por Manuel Machado, lo que demuestra los lazos que el poeta mantenía con los hermanos literatos. "Esta es una de las historias que te enganchan y que siento que me buscó a mí porque levanté la vista hacia un nicho y ahí estaba", confiesa esta turista de cementerios".
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